sábado, septiembre 23, 2006

Con ustedes: la infame.


Esto de la píldora del día después al parecer genera una paranoia completa en la población.
Es como si de un día para otro fuera el demonio mismo hecho sustancia química.
Pero, es bueno que haya debate y confrontación de ideas. Acá les dejo extractos de un artículo de don José Joaquín Ugarte Godoy, profesor de Derecho Civil en la Universidad Católica de Chile, que elabora cinco puntos para afirmar que la píldora del día después o píldora del día siguiente es ilícita.
Rebatiré cada uno de sus puntos de la siguiente manera:

I. Dice el profesor que la píldora de marras atenta contra el Derecho a la vida.
Y cita para ello nuestra Constitución de manera de darle peso a su afirmación.
Lo que nuestra Carta Fundamental establece es lo siguiente:
Artículo 19: La Constitución asegura a todas las personas:

Nº 1: El Derecho a la vida y a la integridad física y psíquica de la persona.
La ley protege la vida del que está por nacer.

No entiendo entonces qué alega el profesor porque en este caso no hay una vida ya existente ni vida del que está por nacer puesto que no hay ser humano.
La píldora no es abortiva puesto que el embrión que aún no se ha anidado al endometrio de la mujer carece de las características propias de un ser humano. Es más, ese embrión podría convertirse en un quiste, un cáncer para la mujer o puede que, lisa y llanamente, no exista nunca como ser humano.
Por otro lado, el que la píldora del día después atente contra el Derecho Natural me parece algo difícil de probar dado que a mi entender no hay ningún Código o Norma escrita de la cual se puedan derivar infracciones a dicho Derecho. Se puede creer en él, pero no se puede probar.
A menos que nos encontremos en el ámbito metafísico, religioso, donde entonces diríamos: “Ver para creer”. Pero ante esto puedo decir que la separación entre Iglesia y Estado ya fue decretada por allá en 1925.


II. El profesor a renglón seguido esgrime el siguiente argumento:
“Fomento de las malas costumbres. La medida importa, asimismo, fomentar las malas costumbres: colaborar a que se derrumbe en los adolescentes la idea de la dignidad de la sexualidad, que es para el amor y la procreación en el matrimonio, y no para usar a otra persona como cosa… no puede repartir (el Estado) anticonceptivos ni preservativos ni colaborar a los desórdenes que debilitan la moralidad y la buena constitución de la familia. La distribución de la píldora importa, pues, corrupción de menores, agravada por provenir de la autoridad.”

¿Por qué es una mala costumbre el que los jóvenes tengan sexo fuera del matrimonio, antes del matrimonio o sin siquiera pensar en casarse?
¿Por qué va a ser incompatible el tener sexo y amar a otra persona? ¿Por qué va a ser “indigno de la sexualidad” este comportamiento y por qué debe ser tildado de "uso de la otra persona como cosa"?
Además el profesor añade un elemento bastante arcaico y poco real como argumento: el que el sexo es para procrear y debe ser entendido dentro del matrimonio.
Ante esto puedo decir que hace unos días salió como noticia en El Mercurio que se está discutiendo un proyecto de ley que tiene por objeto regularizar el régimen patrimonial y de herencia de parejas homosexuales con lo cual se abre la puerta para las uniones civiles entre personas del mismo sexo.
¿Que ocurre con el sexo que practican estas personas? ¿Es eso mala costumbre?

Luego el profesor señala que el Estado no puede repartir anticonceptivos ni preservativos ni colaborar al desorden de la moralidad y a la destrucción de la familia.
Interpretando este argumento, ¿Es mejor que no se prevengan los embarazos ni aún cuando éstos no produzcan aborto, como es el caso del preservativo? ¿Es mejor ver niños y adultos con sida que prevenir dicha enfermedad u otras? Francamente, un argumento poco consistente tomando en cuenta que la no prevención de dichas cuestiones lesiona gravemente a la familia.
Por otro lado, tendría yo más cuidado en acusar de posibles delitos ya que lo que él llama corrupción de menores se encuentra en el artículo 367 que reza: “El que promoviere o facilitare la prostitución de menores de edad para satisfacer deseos de otro…” cuestión que aquí no acontece sin lugar a dudas.


III. El profesor luego señala: “Atropello del preferente derecho de los padres a la educación de sus hijos, y de la autoridad paterna. Es consustancial a la idea de familia la de crianza y educación de los hijos por los padres, y la de la autoridad paterna como medio para tales fines”.

Es obvio que la enseñanza principal que uno recibe se le otorga en el núcleo familiar. Pero en el caso que no existe dicha enseñanza o se da mal, alguien tiene que hacerse cargo y ahí es donde el Estado se “entromete” porque (y aquí se olvidan muchos) junto con entregar la famosa píldora y preservativos, entrega también toda la información necesaria para que una persona mayor de 14 años interesada en el tema pueda recogerla gratuitamente e interiorizarse del tema. Pueden recogerla tanto los padres que quieran darle mejor educación sexual a sus hijos como los mismos hijos cuando no quieran comunicárselo a sus padres o cuando la timidez no les permita expresárselo a ellos.
Con esta medida se logra dar cabida a lo que establece la Constitución en el artículo 19, Nº 10 que dice que "los padres tienen el derecho preferente de educar a sus hijos", correspondiendo al Estado "otorgar especial protección al ejercicio de este derecho"; y en el artículo 19, Nº 11, que declara que la enseñanza debe estar enmarcada en la moral y las buenas costumbres.

IV. También el profesor establece que “con la medida se incurre por sus autores y ejecutores en el delito tipificado en el art. 373 del Código Penal, que sanciona a los que de cualquier modo ofendan el pudor o las buenas costumbres con hechos de grave escándalo o trascendencia”.

No puedo imaginarme un país donde sus parlamentarios sean encarcelados por debatir cuestiones tan “escandalosas” como la eutanasia, el aborto o el divorcio, por nombrar unos pocos temas trascendentes para una sociedad que deben ser discutidos y analizados por la población toda.
¿O acaso también provocará escándalo el que una persona se divorcie de otra, produciendo, esto, ofensas al pudor y a las buenas costumbres?

V. Por último, Don José Ugarte cita a Platón para defender la no intromisión de la Ley en asuntos de reproducción humana.
Termino yo esta carta citando a Plutarco quien decía:
“La Ley no hace más correctos a los hombres”, con lo cual este autor nos hace ver que no porque se promulgue una ley (o se decrete una determinada medida como en este caso) los hombres adecuarán su comportamiento a las normas que ésta establece ya que los hombres, a diferencia de los animales, tienen capacidad de autodeterminación y podrán discernir entre concurrir a tomar la famosa píldora o no hacerlo.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

dos cosas debemos primero que todo determinar cuando comienza la vida humana mientras este tema no se cierre o sea mientras no se de al concepto una clara definicion, mientras no se entreguen los criterios para identificar cuando comienza la vida humana esta discucion se prolongara al infinito.

por otro lado creo que la entrega de la pildorita en una sociedad tan mal educada sexualmente serviria solo para aumentar las enfermedades de trasmision sexual, en la actualidad las personas se cuidadn mas de no engendrar una nueva vida que de cuidar antes que todo la propia.

6:59 a. m.

 

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